Ana y Mía

Ana y Mía, flagelos ardientes, son rosas venenosas que hipnotizan tus sentidos con su perfume,
el perfume de la muerte, te invitan a recorrerlas, a acariciarlas, a amarlas,
te seducen lentamente, te envuelven con sus raíces, con sus suaves velos de seda, te brindan sus miradas, con promesas que brotan de sus suaves y rojizos labios, promesas que inspiran el más dulce feliz de la existencia, promesas que te agitan, palabras que acrecientan tus ganas de vivir, invitaciones indefensas, propuestas que te llevan al exilio de sus pies, que quiebran la voluntad y te hacen olvidar…

Ana te toma de la mano, Mía también te invita, tú sabes a quién seguir, tú sabes lo que necesitas, sabes que también puedes caminar con ambas, aceptando un pasaje en primera clase a un abismo sin principios, pero variados finales….

Ana te guía, te observa, te libera, te esconde, te aplasta, junto a ella sientes frío, soledad, pero también felicidad. Por Ana vives, duermes, mientes, conquistas, sucumbes, revientas, pero a pesar de estos inconvenientes, mayor es el amor que tienes para ella. Vives con ella, te dice que te alejes, prefieres dejar todo por ella…

Ana te hace sonreír, pero también carcome tu sonrisa. Ana te invita a extasiar, pero también consume tus energías; por ella te escondes, se pierde tu mirada, el brillo de tu silencio, la suavidad de tu piel…

Mía te seduce con la pasión que anhelas. Mía te libera. Mía consume tu tiempo. Mía te hace sonrojar, te hace disfrutar, pero también te pide que vacíes tus ambiciones; un contrato peligroso, que te lleva a evitar las miradas. Mía te aleja de tus amores, Mía te roba tu respiración, te halaga, pero olvidas, te borras, te hace no existir….

Amigas peligrosas, enemigas furiosas, dulce condena… ¿Cuál eliges? Promesas delicadas, tú eliges… morir sola o morir junto a ellas….

Peligrosa perfección.

Comentarios