La alquimia del verbo...

En la Alquimia del verbo se expone una suerte de Ars poética que, sin importar si fue escrita antes o después de Iluminaciones, permite identificar una serie de elementos, y digo serie de elementos porque la poesía de Rimbaud se nos presenta como una serie de imágenes, no La Imagen, sino mas bien como un catálogo de epifanías, para lo cual he tomado como elemento de análisis el poema Frases, que en mi opinión, es el eje en el cual giran las demás iluminaciones. Este poema, compuesto de frases sueltas cargadas de imágenes en apariencia surreales y de un gran hermetismo, posee también elementos que permiten si no entender, al menos ver algo de luz en la obra de este poeta tantas veces mitificado, imitado, fetichizado, coronado rey, pero injustamente condenado al limbo de los genios inaccesibles.

En la Alquimia del verbo, Rimbaud dice:
 
"Reglamentaba la forma y los movimientos de cada consonante, y, con ritmos instintivos,"


La afirmación recuerda un poco el sentido de la escritura automática propuesta por Bretón, el movimiento instintivo, la forma y el movimiento; pero, acto seguido se puede leer una línea que derrumba la hipótesis del Rimbaud surrealista:

me creía capaz de inventar un verbo poético accesible, uno de estos días, a todos los sentidos. Me reservaba la traducción.

Un verbo poético accesible a todos los sentidos, recordemos que en la carta del vidente al profesor Izambard, Rimbaud propone para hacerse vidente un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos; quiero hacer hincapié en el término razonado, el poeta no desecha en ningún momento la función de la razón, propone en últimas un desarreglo calculado, premeditado, matemático y preciso de los sentidos, no en vano su Ars poética se titula la Alquimia del verbo, haciendo alusión a esta rama de la filosofía natural cuyo objeto --entre otros tantos-- era el de transformar los metales en oro y encontrar el elíxir de la eterna juventud o la piedra filosofal bajo el principio de la transmutación. Existe una correspondencia de verbo poético accesible y el oro, además se sugiere entre líneas una función creadora, transmutadora o eternizante de la palabra, más específicamente del verbo poético. Además, la cita termina con una desalentadora confesión:

Me reservaba la traducción.

Lo cual sugiere un significado que, por muy complejo que sea, existe casi como la escritura de un jeroglífico del que se declara como único poseedor del código. Lejos está de ser la poética de Rimbaud una poética surrealista, la presencia de la razón y el jeroglífico que esconde un significado complejo, son argumentos suficientes para falsearla.

No quiero decir que la poética de Rimbaud consignada en la Alquimia del verbo sea metódica o científica; decir eso sería descartar las primeras líneas en las que habla de movimientos instintivos; si no más bien que, al igual que la alquimia, intenta bajo el principio aristotélico de la materia, en el que la transmutación es un mero cambio de forma, establecer un puente o vaso comunicante entre la materia y la eternidad, donde la materia es la palabra, que al ser denominada como verbo poético se traduce como acción poética, encontrando así una estrecha relación con la vida

Se puede conjeturar una primera secuencia de elementos que se transforman:

Instinto - lenguaje - palabra - verbo poético (oro) - acción poética - vida poética - vida eterna (piedra filosofal).

La existencia de un código, que por su complejidad se confunde con la inexistencia del mismo, se puede leer también en la Alquimia del verbo:

 
¡Yo inventé el color de las vocales! A negro, E blanco, I rojo, O azul, U verde.

Sería ingenuo pensar que este es el código, lo que sí es claro es la insistencia en la correspondencia, en la creación de lazos entre cosas y conceptos, pareciera que el principio de permutación estuviera motivado por estos cables invisibles que conectan el mundo visto y vivido por Rimbaud.

Hasta el momento tenemos una primera conjetura (pretencioso y errado sería llamarla proposición):

Rimbaud establece vasos comunicantes o cables invisibles entre las cosas del mundo, su obra entonces no es mas que la compleja madeja de uniones y desuniones que se pueden entender como transformaciones que apuntan a la búsqueda de la piedra filosofal, que no es otra cosa que la eternidad, y que en el contexto de la poética de Rimbaud es la vida poética como fin último, o el silencio.

Antes de dilucidar una serie de elementos sueltos que se encuentran en el poema Frases  considero pertinente comenzar con la "frase" clave en la hipótesis de lectura a la que apuntan estas notas:

Tendí cuerdas de campanario a campanario; guirnaldas de ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella, y danzo.

La acción de tender cuerdas, de conectar elementos que están en el orden de ventana-campanario-estrella, aluden a la acción de poetizar el mundo; el joven Rimbaud, danzarín inquieto, conecta los elementos del universo desde los más bajos (ventanas) hasta los mas altos (estrellas), ¿qué queda?. El monumento poético que no entendemos, la madeja sin solución que es su obra poética. Luego, sobre un techo de nudos y correspondencias, simplemente danza. Ahora sí puede danzar, vivir poéticamente y callar.




En el orden de ideas expuesto en estas notas, se analiza (en la medida de lo posible) el poema "Frases":

 
FRASES
 
a) Cuando el mundo quede reducido a un solo bosque negro para nuestros cuatro ojos asombrados, --a una playa para dos niños fieles, a una casa musical para nuestra clara simpatía--, te encontraré.

 
Hay una alusión directa al verbo reducir, en nuestro orden de ideas lo podemos entender como deseo de transformación, reducir para lograr la quintaesencia del mundo, de nuevo Rimbaud pretende "armar su escenario", este fragmento no dista mucho del citado en el capítulo anterior, hay una preparación del terreno, una transformación del mundo, para luego "danzar" o "encontrar". Reducir el mundo es también la acción de simbolizar, nótese también el contraste de negro a blanco que se da en el fragmento: bosque negro como ambiente propicio para nuestra clara simpatía, se ve entonces la mutación del mundo en el paso de lo oscuro a lo claro.

Que no haya aquí abajo sino un viejo solo, tranquilo y bello, rodeado de un "lujo inaudito"... y estoy a tus rodillas.

Que haya yo realizado todos tus recuerdos --que sea yo aquella que sabe agarrotarte--, te ahogaré.

Se destaca la geografía del sitio abajo ¿acaso el infierno o el cielo?, un viejo solo, tranquilo y bello, y extravagante (lujo inaudito) ¿Dios? ¿Satanás? Otro detalle interesante que sugiere mutación o desdoblamiento es el femenino inesperado del final aquella que sabe agarrotarte.


b) Cuando nosotros somos muy fuertes: ¿quién retrocede? Muy alegres: ¿quién se cae de ridículo? Cuando somos muy malvados... ¿qué harían con nosotros?

Engalánate, danza, ríe... yo nunca podré tirar el amor por la ventana

Es de resaltar el contraste de la belleza de la última frase con su forma intensamente coloquial. Pareciera tener un lugar común con la frase Tendí cuerdas de campanario...


c)¡Mi camarada, mendiga, niña monstruo! Cómo te es igual todo, esas infelices y esos jornaleros, y mis pesares. Únete a nosotros con tu voz imposible, ¡tu voz!, único adulador de esta vil desesperación.

La primera oración del fragmento ¡Mi camarada, mendiga, niña monstruo! es típica frase de Baudelaire, de hecho toda esta frase tiene gran influencia baudeleriana. Cabe anotar la sugerencia del canto como salvación del spleen, la voz casi mendicante como vaso comunicante para la creación del mundo.

Una montaña encapotada, en julio. Un gusto de cenizas vuela en el aire; un olor de madera sudando en el fogón, de flores empapadas --el trastorno de los paseos, el vapor de las acequias en los campos-- ¿por qué no ya los juguetes y el incienso?

Este fragmento alude al spleen baudeleriano y evoca con nostalgia una infancia sagrada --¿por qué no ya los juguetes y el incienso? Únete a nosotros con tu voz imposible, ¡tu voz!, único adulador de esta vil desesperación.

d) El alto estanque humea continuamente. ¿Qué bruja se levantará contra el poniente blanco? ¿Qué follajes violetas van a descender?

Es quizás, de todas las frases, la más compleja. Los elementos estanque, bruja, follajes, aparecen en el primer poema de las iluminaciones  Se sugiere un diluvio de abajo hacia arriba, la vuelta a un momento inicial gobernado por la maldad o el misterio. La referencia al aburrimiento en el fragmento de después del diluvio puede ser la motivación de esta frase, Rimbaud desea una irrupción abrupta en el mundo, gobernada por el mal y el misterio, otro indicio de transformación del mundo. La bruja evoca también el conjuro, la oscura fórmula, es en cierta medida, la alquimia.

 
e) Mientras los fondos públicos se esfuman en fiestas de fraternidad, repica en las nubes una campana de fuego rosado.

Vuelve el elemento común de la campana (antes campanario), se puede entender como la existencia de un mundo paralelo al mundo cotidiano de los otros, mientras aquí pasa esto, allá en el mundo de Rimbaud, en otro lado, y solamente percibida por él, la campana de fuego rosado.

La frase analizada en el capítulo II concuerda con la hipótesis de lectura planteada a partir de la Alquimia del verbo, a manera de conclusión, la última frase, que da luces sobre el título del libro y permite dilucidar nuevos elementos
Avivando un sabor agradable a tinta china, un polvo negro llueve dulcemente sobre mi vigilia. Matizo las luces de la araña, me arrojo en la cama, y, vuelto hacia la sombra, os veo, ¡mis muchachas, mis reinas!

En realidad, la traducción de Suescún no es afortunada en este fragmento, el traductor interpreta Veillée como vigilia, cuando en realidad traduce velada, la oración quedaría así:

Avivando un sabor agradable a tinta china, un polvo negro llueve dulcemente sobre mi velada.

Es importante la diferencia, pues vigilia no deja espacio para la alucinación. Aunque tampoco es la alucinación el estado que Rimbaud pretende, pero se deja abierta la posibilidad (en la Alquimia del verbo habla de alucinación simple). La velada implica noctambulismo, la presencia de la noche. Las palabras como un polvo de tinta china llueven sobre el insomnio o sobre la noche, en cierta manera las palabras iluminan la oscuridad de la noche. No deja de inquietar el verbo poético como el oro y la palabra como iluminación, parece aquí haber una fina correspondencia.
 
Para terminar, velada en el diccionario de la Real Academia de la Lengua se define como: 1. Acción o efecto de velar 2. Concurrencia nocturna a una plaza o paseo público, iluminado con motivo de alguna festividad. 3. Reunión nocturna de varias personas para solazarse de algún modo. 4. Fiesta musical, literaria que se hace por la noche.
 
Es contundente la definición (si Suescún hubiese mirado el diccionario sin duda la hubiera puesto), el libro
Iluminaciones
está escrito por el verbo poético, que en Rimbaud es oro, y en este contexto: luminosidad.

Festín nocturno alumbrado por las palabras. El universo de Rimbaud sería la madeja compleja de sus relaciones, y, una vez el poeta fabrica su escenario (recordemos los artesonados falsos de la alquimia del verbo), danza, ríe o simplemente vive.
         



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