ACUARELAS

Las olas me hablan, susurran nerviosas tu nombre. (Se acercan fingiendo)
Estás en mi cuello. Inundas mi espacio. Provocas al cielo. Y lo sabes, sabes que me atrevo a besar el lodo. Entonces el universo flota, todo se duele y tú no lloras. Nadie sabe el secreto que el sol te esconde, pero tu, obispo, diseñas mi silencio sin preocupaciones, útopico, risueño e inconsciente.

La ciudad esconde entre semáforos tu piel dañada. Trata. Y yo también trato.
La naturaleza delira, queriendo conservar el polvo de los imposibles, de aquellos, de estos, de los otros, de esos amantes pequeños que engañan al amor, y te quebrantan, hacen que te dobles todo el tiempo hasta hacerte sentir invisible. El placebo es quien me domina, y tú, amoroso, lo intentas, lo igualas,lo escondes, lo sabes.

El ibídem de tus manos forzaron a las rosas, y ellas, tan pequeñas y absurdas, volátiles sin memoria, no supieron, no quisieron hacer más, porque no conocen las letras, sólo conocen las impertinentes caricias de tu boca... ¡Voltea! ¡Mira como los neutrones de tu cabello inventan mil sonetos, todos perdidos, revuelven el óleo, van surcando canciones, dictando el destino, imitando voces que ningún ser humano ha escuchado...! pero que tú y yo conocemos; lo sabe tu inconsciente, perpetua la intención; él no trata, lo esconde.

La nada pastel traduce lo que la tierra calla. Y tú alcanzas aquel deseo. Flotas tan nítido con tus alas color del viento. Te dejo. Ahí vas, siendo. Conviertes el invierno en agua y me alimentas insaciable de tu sed submarina, con mi red solitaria. Sabes que no sé pescar nada. El sol y tu entienden todos los secretos. Yo finjo no saber para seguir iluminada, cantando muerta, escarchando palabras, todas imaginarias y perfectamente incorrectas; completa de euforia.

La luz lee mi precoz sentimiento, por eso el flash brillante de mis acuarelas participa también en este juego amistoso e incierto, donde mi amor infantil está listo para salir a la danza de los leones; pero todos lo esconden, todos lo saben, todos lo intentan, todos lo callan... Menos yo.

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