Tokio Blues; la nostalgia en tinta y papel...

"Lo siento -dijo Naoko tomándome del brazo cariñosamente. Sacudió varias veces la cabeza-. No pretendía herirte. No hagas caso de mis palabras, ¿eh? Lo siento muchísimo. Solo estaba enfadada conmigo misma.

-Quizás aún no te comprenda -afirmé-. No soy muy inteligente y me cuesta entender las cosas. Pero, con un poco de tiempo, llegaré a entenderte. Y no habrá nadie en el mundo que te comprenda mejor que yo.

Nos detuvimos un momento y agudizamos el oído en el silencio que nos envolvía. Con la punta del zapato hice rodar los restos de las cigarras y unas piñas, contemplé el cielo a través de las ramas de los pinos. Naoko permanecía absorta con las manos en los bolsillos, sin mirar nada en concreto.

-Watanabe, ¿me quieres?
-Claro -respondí
-¿Puedo pedirte dos favores?
-Incluso tres
Naoko sacudió la cabeza sonriendo.
-Con dos es suficiente. El primero es que te agradezco que vengas a verme. Estoy muy contenta y me... me ayuda mucho. Quiza no lo parezca, pero es así.
-Volveré a venir -dije-. ¿Y el otro?
-Que te acuerdes de mí. ¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?
-Me acordaré siempre..."


  [TOKIO BLUES; Norwegian Wood. Haruki Murakami. Pp.17]

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